Me cambiaste la noción de las cosas con palabras que calan y no te mojan, me hiciste perspectiva sin darte cuenta. Y yo, que me creía incapaz de alejarme, me vi de golpe más lejos que nunca.
Me congelas, me haces invierno sin nieve. Me vacías la nada y me vuelves fantasma en tu película, que es solo tuya.
Pero a veces me derrites tan rápido que paso de bajo cero a evaporarme, me fundes la mente con tu boca, y seguimos jugando a ser estados casi sin estar.