Me gustaría parecerme un poco a ti, y cruzar pasos de
cebra sin detenerme a mirar el color del semáforo, subirme a ese tren que dicen
que solo pasa una vez y darle un respiro a mi cabeza que se cansó hace mucho de
resolver crucigramas y de jugar a las damas solo con las fichas blancas.
Saltarse de vez en cuando la norma de no reírse de las
caídas que duelen y congelarte la vida justo cuando parecía que empezaba a
coger carrerilla.
Me apunto contigo a clases de magia, no vaya a ser que
cuentes el truco y yo me lo pierda.
Charlie